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jueves, 22 de noviembre de 2012

Sobre el amor a la Iglesia




En el tradicional travesía hacia el centro de estudios, me llamó la atención un joven que abordó el colectivo, hizo un acto que hasta los mejores artistas del circo del sol hubieran querido hacer para pasar encima de la  máquina que caracteriza al tradicional “chuzón” de San Salvador. Sacó un libro, de aquellos que son vendidos a millones, son hasta regalados,y que generalmente son mal entendidos. Inicia la predica con un fuerte anuncio: “Acepta a Cristo y sálvate “.

La gente iba preocupada por sus cosas, estaban de todo tipo:  los clásicos estudiantes universitarios, que tienen las separatas, y tratan de asimilar todos los contenidos del ciclo en el trayecto hacia la universidad; como si eso fuera compensar todo lo que hay que estudiar.
Por el otro lado esta la clásica mujer que esta arreglándose, maquillándose,el ritual que solo las mujeres y los payasos conocen, vestía el uniforme que denota cierta esclavitud por el logo de su camisa . La madre soltera, llevando a cuestas los  tres bolsones de sus hijas, que van a estudiar; y claro, no pueden faltar aquellas personas que solo existen en las redes sociales y que se han abstraído de la realidad y que solo conoces de ellas por un tweet, pero que ya no posees memoria de su registro de voz, y, finalmente en el asiento de en medio iba yo, que en ausencia de un buen libro y de unos audífonos no tuve más opción  que escucharle.

Iba sorprendido, lo acepto, por alguna razón sobrenatural estas personas desarrollan una capacidad vocal que hasta un amplificador Marshall envidiaría.
Pero entre palabra por acá y palabra por allá dijo : “Ama a la Iglesia congrégate”

 ¿Cual Iglesia?-me pregunté-  Será aquella a la cual todos los domingos van escuchan un mensaje bonito (y de paso colaboran con la moto BMW del pastor) ¿o será aquella Iglesia grande en la cual unos niños pequeños vestidos de blanco persiguen a otro que viste sábanas distintas en cada época del año, y que ya no se sabe si es o no  un pederasta?
¿O será aquella secta que tiene complejo de vendedores casa por casa? Vaya ud a saber Señor Bundio!.

Me puse a pensar sobre mi Iglesia de la cual formo parte, por herencia al principio y después por decisión y estoy de acuerdo con un tipo llamado  José María Castillo que este amor  la Iglesia tiene una analogía con una relación de pareja.  Él decía: “Porque amar no es callar ante los fallos y las deficiencias del ser querido. El amor exige muchas veces corregir al que se ama”  y yo agregaría que “El amor exige también aceptar esa corrección”.

Y es que resulta evidente, cuando se ha hecho la opción por el ser querido, esa opción acepta sus deficiencias, pero no implica el hecho de renunciar a que dichas deficiencias puedan ser superadas. Hago acá la aclaración que deficiencias no son las notas características de su forma de ser, gustos, etc. Me refiero acá por deficiencias a aquellos juicios y actos que hacemos y que va en contra del amor que se profesa.

Así como Don Bosco se enfrentó y tuvo grandes diferencias con Mons Gastaldi en su tiempo, como también Mons. Romero en tiempos de nuestro país con los obispos que se pronunciaban en contra de él; ellos jamás se separaron de la Iglesia, puesto que la amaban con todo su corazón. Este amor llevo al enfrentamiento para superar estas “deficiencias” en pro- de la construcción del Reino.

Y es que sencillamente no se puede eludir el enfrentamiento, esto tiene una relación con el dicho popular: “A nadie le gusta que le digan sus verdades” porque si esta verdad tiene un carácter de denuncia, por supuesto que incomodará.

¡Por supuesto que incomodará decirle a la ANEP que de salarios dignos a sus trabajadores! porque esto implica una reducción a sus ingresos, aunque ello lleve a una dignificación de sus trabajadores.

¡Por supuesto que incomodará  al Gobierno que cumpla lo prometido en su discurso inaugural, así como al gobierno anterior dar cuentas de su gestión económica y social!

Este carácter de denuncia en la esfera de la Iglesia no es la excepción, es una necesidad que surge del amor mismo, pero  si esa crítica no esta acompañada con una propuesta, sencillamente es una crítica vacía sin fundamento, son como los discursos de ciertos políticos de mi país.

Y es que la Iglesia no es el templo, no es el espacio físico donde no reunimos, no es la institución Jerárquica en su totalidad, la Iglesia es la comunidad de personas que formamos parte de ella.Y como el elemento fundamental de ella son las mismas personas a las cuales nos debemos.

Estas personas son amadas por Jesús de Nazaret  y si el cristiano católico esta realmente comprometido con el mensaje de Jesús que es el Reino de Dios, necesariamente tendrá que comprometerse con las personas a las cuales Jesús opta preferencialmente.

¿Quiénes son estas personas? : los pobres.

Y es, en estas personas en las cuales Jesús entra en conflicto con nosotros, porque si él en su condición prefirió a los desposeídos de su tiempo ¿qué opción deberíamos de tomar nosotros?.
Sino hacemos el esfuerzo de encaminar nuestra praxis a las personas que prefirió Jesús, estaremos haciendo de todo, menos el Reino.

Solo aquél que ama es el que esta en la disponibilidad de aceptar el conflicto con el afán de externar su amor, y que en ese conflicto hay una edificación, porque la propuesta se lleva en el estilo de vida, ese estilo de vida es amar al desposeído, al pobre, por ende se hace la opción preferencial por el,  y en esa opción esta el ineludible confrontación con las fuerzas de este mundo que llevan a la cruz, cruz que lleva a la resurrección y a la instauración del Reino hacia los pequeños.

La pregunta de fondo es ¿el amor que yo profeso a la Iglesia, es verdadero, es válido, es auténtico? Solo desde nuestros actos concretos está la respuesta a esa interrogante.

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. En teoría yo no profeso ningun amor hacia alguna iglesia. Reconozco que fui criado dentro de la iglesia católica por la fe disque heredada de mi madre y es esta misma, la que me vió crecer y alejarme de ella. Pero si profeso un amor hacia determinadas personas, situaciones y cosas. Es interesante el cuestionamiento que haces - ¿El amor que yo profeso a la Iglesia, es verdadero, es válido, es auténtico? - y considero que antes de plantearlo a terceros deberíamos de hacerlo para nosotros mismos: ¿El amor que yo me profeso es verdadero, es válido, es auténtico? ...Se lee egoista, pero lastimosamente (por regla de la vida) así son las cosas. No podemos pensar en sociedad o en el hecho social si no comenzamos a cambiar, a ser radicarles de alguna forma(obviamente para bién). Es ahí en donde radica el hecho de decisión: ¿Qué opción debo tomar? ...Saber y tomar bien en cuenta cuales son mis posibilidades para actuar, para ayudar, para ejercer el altruísmo y la solidaridad. Porque es paja que yo solito le voy a dar de hartar a los no se cuantos miles de habitantes en pobreza extrema que hay en el pais :S Es aquí donde me doy cuenta que muchas de las "buenas obras" estan muy mal encaminadas, los chispasos o patadas de ahogado que damos a veces (casi siempre) no sirven de mucho... tons, se trata de hacer comunidad y encaminar la situación, ¿o nó? Pero con un buen cimiento, con bases, con FE! En comunidad, en iglesia o como tu dices, con actos concretos.

    Acabo de leer en el DRAE la(s) definición(es) sobre la palabra "iglesia" y hubo una que me llamó mucho la atención: "Conjunto de sus súbditos." Difiero un poco de eso, pero tampoco puedo luchar contra el deber ser y el debiera de ser... ("Yo soy el que soy" Ex 3,13-14) y me pregunto: ¿Será que realmente la iglesia - Católica - tiene esa opción preferencial por los pobres? ¿o por algo? ...El ser y el estar jaja! Con facilidad decimos: "Dios está en mi corazón" pero dificil mente ocupamos como antónimo la oración con afirmación: "Yo estoy en el corazón de Dios". Es lo mismo con la iglesia: Como cristianos creyentes Católicos nos debemos a ella y viceversa.

    ...Al final el llamado está hecho para SER y formar parte de ALGO llevando por lema las excelentes palabras de un tal Agustín: "Ama y haz lo que quieras."

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